Ayer domingo me invitaron por primera vez a un asado. Era en casa de unos médicos, en un departamento con terraza con vistas al parque de Las Heras. La ciudad se veía desde arriba. Era una mancha negra salpicada de puntitos de luz, las ventanas y los faros de los coches. Me lo pasé fenomenal en la cena y todo gracias a cómo estaba organizado. He aquí algunas características que hacen del asado argentino algo imbatible:
1 Está riquísimo. El asado es una combinación de muchas cosas diferentes: Chorizo, vacio, entraña (no es lo que parece), bondiola (cerdo), lomo, morcilla, provoletta (queso asado), mollejas... todo está bueno y lo mejor de todo es que vas cambiando de una cosa a otra todo el tiempo. Así nunca te cansas.
2 Se tarda tiempo en hacerlo. De esta manera, mientras se cocina, los comensales pueden hablar tranquilamente de sus cosas. Además si alguno no tiene hambre en un principio al de media hora de ver la parrilla le entran ganas de comer seguro.
3 Es una actividad que consiste en un grupo de seres humanos preparando una comida alrededor de un fuego. Evolutivamente hablando no puede haber nada que nos sea más natural.
4 Es una comida democrática, ya que pone a todos los argentinos al mismo nivel. Viendo una parrilla es imposible decir si es de un rico o un pobre. Hay las mismas viandas. Los asados se diferencian por la calidad de las materias primas, obvio, pero mucho más por la habilidad del cocinero.
5 Cualquiera puede hacer un asado medianamente bueno. No hace falta ser muy listo para poner a asar un chorizo. Solo hace falta ponerle ganas. Prueba a hacer lo mismo con una paella o un bacalao al pilpil...
La pizza está destinada a dominar la comida que se pide por teléfono, quedar para tomar un café es ideal para una primera cita, un helado es lo adecuado para un domingo en el zoo... pues bien, en la lucha global por las comidas típicas el asado argentino se impone como la comida perfecta para una reunión social.
Si algo seguro me voy a traer de Argentina van a ser las ganas de comprarme un parrilla.
